sábado, 24 de abril de 2010

Nunca será el mismo

Deseo iniciar estas líneas con el testimonio de una de nuestras voluntarias del Proyecto de Experiencias Misionera del Delta del Orinoco de 2009, su nombre es Abigail Jaen.
“La experiencia fue sobrenatural, la mejor de mi vida. El Señor trato conmigo la paciencia y el asco por los insectos, recibí palabra de Dios durante una de las ministraciones, a través de una persona, que dio respuesta a interrogantes que sólo le había hecho al Señor, fueron palabras duras, pero necesarias para mi vida de comunión con Dios. Yo estaba acostumbrada a trabajar con personas que ya conocía, ya que no doy confianza con facilidad a las personas que no conozco, sin embargo esta experiencia me enseño a relacionarme por igual con todos a pesar de las diferencias en personalidades de cada miembro del equipo y no estar metida en mi burbuja de amigos. Percibí de la comunidad una continua disposición a recibir lo que compartíamos con ellos: reflexiones, canciones, juegos, abrazos y sonrisas con mucho amor. Además, las personas de la comunidad observaban todo lo que el equipo hacía. Estoy muy agradecida con el Señor y con el equipo por asignarme en la coordinación del trabajo de los niños, junto a Sinaí, Janny y María de Jesús, fue un equipo muy productivo y me siento satisfecha con el trabajo. A diario trabajábamos con un promedio de 40 niños, esto me permitió ejercitar todos mis talentos, cada actividad fue dirigida por Dios y aunque algunas cosas no salían como lo planificado, también el nombre de Dios era glorificado... es la primera vez que disfruto el trabajo con niños, amo a los niños Waraos y quedaron en mi corazón”.

Su experiencia como voluntario quizás sea diferente a ésta. Pero al igual que sucedió con Abigail, usted tampoco será el mismo. El participar en una Experiencia Misionera lo cambiará. Verá al mundo tal como es – las necesidades, el sufrimiento, el dolor – pero también como puede llegar a ser con la esperanza y el amor de Cristo. Los miembros de la iglesia, a los que involucra en la oración y las ofrendas, tampoco serán los mismos, cuando usted les comparte las maravillas que Dios hace, a través de su labor de intercesión ó lo significativo que fue su aporte para ayudar a otros, les hará comprender que todos formamos parte del esfuerzo, para cumplir con La Gran Comisión.

Su viaje misionero será motivo para que sus ojos se abran a la realidad de los rincones de nuestra nación. El amor y ánimo por las misiones de sus líderes se le contagiará. En los últimos 4 años, cientos de voluntarios a corto plazo han servido como misioneros en nuestro país y en el extranjero, por medio de las Movilizaciones de Experiencias Misioneras IEPLA. De acuerdo con los informes proporcionados por cada proyecto, los voluntarios participan en convenios de evangelismo y misiones, campañas evangelísticas y ministerios comunitarios. Sirven en diferentes áreas de salud pública, realizan reparaciones y recuperan espacios físicos de templos y viviendas, preparan alimentos, organizan actividades recreativas y deportivas para niños y jóvenes, entre muchas otras labores. Muchos sirven como médicos, enfermeras, odontólogos, educadores y paramédicos. Enseñan Español, colaboran en el entrenamiento para el discipulado, conferencias de líderes, contribuyen a la plantación de iglesias, así como en la predicación. Usted ha respondido al desafío de ser un voluntario para la obra misionera nacional e intercultural en Venezuela. ¡Felicidades! ¡No se arrepentirá! ¡Le aseguro, que a su regreso, no será el mismo!

Comité de Misiones IEPLA

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